EL SUSURRO CLANDESTINO

EL SUSURRO CLANDESTINO
"La Inducción sin abducción es ciega, la abducción sin inducción es vacía" "Jugar al juego por el bien del juego"

miércoles, 15 de marzo de 2017

Sobre el ego, la memoria selectiva y la avaricia en los servicios de inteligencia

No hace mucho tiempo el director del CNI, general Félix Sanz Roldán, hacia público un Código Etico para el Centro: https://www.cni.es/comun/recursos/descargas/CODIGO_ETICO_CNI.pdf

Dicho código, más que centrarse en las actividades del CNI que, evidentemente, pueden no ser siempre del todo morales y éticas por las exigencias que requiere la obtención de información de fuentes humanas u otras operaciones encubiertas, ponía el acento en la ética de sus agentes y analistas a nivel personal y profesional.A continuación expondré dos de los problemas que consideró más generalizados en algunos miembros de los servicios de inteligencia en general y a nivel internacional. 

Deja tu ego en la puerta cada mañana y simplemente haz tu trabajo

El primero de ellos es el ego. Un handicap muy común y que puede tener consecuencias desastrosas provocando no pocos problemas no solo al individuo sino al propio servicio. En un servicio de inteligencia todo el mundo es necesario pero nadie es imprescindible. No hay pocos analistas y agentes que se creen las estrellas del circo y que sin su inteligencia sobresaliente y su sagacidad a prueba del mismísimo Sherlock Holmes las cosas no funcionarían. Lo cierto es que en la mayoría de los casos no es así. La mayoría de ellos suele llevarse una desilusión al comprobar cómo, una vez retirados del servicio, las cosas siguen funcionando igual de bien o igual de mal que cuando ellos estaban en activo. Pero, desde su perspectiva, cualquier tiempo pasado fue mejor y no dudan, a veces, en criticar a los que fueron sus antiguos compañeros. El ego es algo muy español. El español medio cree saber de todo y opina de todo. Estamos acostumbrados a verlo en casi todos los ámbitos de la vida. Pero a un agente de inteligencia se le supone una cultura y un nivel muy por encima de las tertulias del café.

Eres algo más que un funcionario

El personal de un servicio de inteligencia debe tener como valor principal el servicio a su país, servicio que, en algunas ocasiones, requiere entregar la vida misma, como los agentes asesinados en Irak o sacrificar elementos de tu vida privada, en la mayoría.

Tristemente lo cierto es que no todo el personal tiene este concepto. Se han dado situaciones verdaderamente quijotescas como el caso de aquel coronel que se fue de compras con su pareja al Corte Inglés cuando se estaba desarrollando una importante operación en la que él estaba al mando.

Con esto no quiero decir que quien trabaja en el CNI deba ser un antisocial por naturaleza, pero debe mentalizarse de que no tiene un trabajo como otro cualquiera que requiere no solo la discrección sino también, en muchas ocasiones, algo que ha venido en llamarse eufemísticamente el aislamiento social creativo. Ni las propias parejas deben saber, por su propia seguridad, en que cosas concretas se está trabajando. Eso es algo que los militares entienden a la perfección, por defecto de formación, pero que algunos civiles no logran encajar.

Dicho esto, los hombres y mujeres que trabajan en el CNI merecían tener el estatuto de personal, con sus obligaciones pero también derechos que se ha elaborado no hace demasiados años.

La memoria selectiva

Causa cierta gracia observar como antiguos miembros del ya desaparecido CESID salen ahora a la palestra a revelar secretos inconfesables  dándoselas de ciudadanos ejemplares. Esos ciudadanos ejemplares que ahora vienen a ilustrarnos no lo hicieron antes. ¿Por qué?. Porque evidentemente temían perder su puesto y las represalias y su puesto y el sueldo era más importante para ellos que su país. Asi que de ciudadanos ejemplares tienen más bien poco. Por otro lado es curioso como se acuerdan nada más de lo que les interesa, dejando a un lado muchas otras cosas, entre otras, su propia trayectoria. Muchos de los antiguos miembros del CESID figuraban en nómina en la CIA y esto era sabido y conocido por todos. Incluso se hacían comparaciones de lo que pagaban unos y otros. Asi que dejemos el supuesto patriotismo a un lado para hablar de los lios de cama del Rey y del 23F y hablemos de los propios que son numerosos y abundantes.

La avaricia rompe el saco

La avaricia es uno de los pecados capitales. No son pocos los que, una vez retirados del servicio, supongo que con un merecido retiro y un sueldo acorde con su condición, no dudan en querer ganar más dinero y sacar provecho de lo que ellos creen unas facultades innatas. De esta forma crean consultorías que la mayoría de las veces no venden más que humo, hacen las veces de asesores sobre cosas que desconocen, imparten clases en postgrados universitarios y procuran sacar el máximo provecho económico de su imágen como ex miembro de los servicios de inteligencia.

Todo esto sería excusable en cierta medida si las necesidades económicas les obligaran a hacerlo pero lo cierto es que, en la mayoría de los casos, reciben una pensión suficiente como para que ellos y sus familias puedan vivir tranquilamente.

Un episodio relativamente reciente ilustra lo que acabo de afirmar. Ahí tienen a Chistopher Steele, ex espía del MI6, y su consultoría "Orbis Business Intelligence" elaborando informes evidentemente falsos previo pago de suculentas cantidades pecunarias. Una actividad con la que, a buen seguro, se ha ganado el reproche de sus antiguos compañeros del MI6. 

Por lo demás, en España también hemos tenido a personajes como Francisco Paesa o, más recientemente, Roberto Flórez. Todos tienen un denominador común; son avariciosos y creen ser más listos que los demás. Además no dudan en poner en apuros a los propios servicios donde desempeñaron su labor y su trabajo.




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